
Padrón: "La creatividad no es solo para artistas, cualquier profesional puede emplearla para mejorar en su trabajo"
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La tercera sesión de talleres de la Universidad de Verano de Adeje se ha centrado en la motivación de la creatividad y en la Agenda 2030 de la ONU
El dinamizador de talleres Ángel Padrón Hernández coordina dos talleres sobre creatividad que se celebran en horario de tarde durante la presente edición de la Universidad de Verano de Adeje. El primero de ellos se ha impartido hoy, miércoles 25 de julio, centrado en la “autoestima, motivación y zona de confort”. El ponente explicó que, contrariamente a lo que se cree, la creatividad no es solo patrimonio de artistas: “Está al servicio de todas las personas y profesionales. Por ejemplo, el recepcionista de un hotel puede actuar de manera creativa en su trabajo y así mejorarlo”.
Padrón explica que la creatividad no es otra cosa que ver el mundo de manera diferente, lo cual permitirá comenzar a hacer las cosas de forma distinta y, de ese modo, encontrar nuevas soluciones a viejos problemas. De ahí la idoneidad de aplicar la creatividad a todos los ámbitos, no solo el estético. “Solemos ver el mundo en blanco y negro; la creatividad permite darle unos toques de color”, sintetiza.
El primero de los talleres explicó el proceso creativo como si de una ruta se tratase. Parte de la autoestima, que es el reconocimiento de los propios méritos pero de una manera humilde y sin arrogancia: “La autoestima es positiva y constructiva, pero el ego es negativo, conviene no confundir los términos”.
Cuando se cuenta con una buena autoestima, se puede lograr el segundo paso: la motivación para hacer las cosas. Y eso llevaría al tercer estado, la zona de confort. Al contrario que otros dinamizadores que hablan de “salir” de dicha zona, Padrón habló más bien de “ampliarla”, pues en ella hay cosas positivas que hacen felices a las personas. Por eso, no hay razones para salir de ella, pero sí para eliminarle cosas que no gusten y añadir otras nuevas.
La metodología del taller ha sido la de “aprender haciendo”, mediante dinámicas participativas, ya fuera individuales, en pareja o en grupo, en las cuales cada estudiante pudo aportar su propia experiencia personal a los desafíos marcados y en las que el dinamizador solamente intervino para dar unas nociones básicas.
Agenda 2030
El segundo de los talleres de la tarde ha girado en torno a la Agenda 2030, los diecisiete objetivos de desarrollo sostenible propuestos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para cuya consecución será necesaria no sólo la acción de los estados, sino la propia implicación individual de las personas.
El taller está coordinado por Francisco Javier Amador Morera, director de Secretariado de Responsabilidad Social de la Universidad de La Lagua, e impartido por Natalia R. Valls. dinamizadora del Programa “Aulas Más Sostenibles” de la Cátedra de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible Cabildo de Tenerife-ULL, y Víctor M. García Díaz, jefe de la Unidad de Planificación y Desarrollo de Acciones Sostenibles, del Área de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Seguridad del Cabildo de Tenerife.
Constó de tres partes diferenciadas. La primera, impartida por Natalia Valls, se centró en explicar cada uno de los objetivos de desarrollo sostenible, así como la historia de su origen, sus antecedentes y cómo fueron definiéndose en diferentes asambleas y reuniones de la ONU celebradas en 1972, 1982, 1992 y 2000, hasta ser propugnados en 2015.
La segunda parte corrió a cargo de Víctor García, y en ella expuso una serie de experiencias de varios ayuntamientos españoles que ya están poniendo en marcha proyectos para incorporar en su gestión los objetivos de esta Agenda 2030.
Finalmente, la tercera parte fue la más participativa, pues en ella el propio alumnado propuso diferentes medidas que, cada persona desde su propia realidad, podría intentar poner en marcha para lograr alguno de estos objetivos: si era un estudiante universitario, propuso alguna medida en el ámbito académico, mientras que los profesionales en ejercicio abogaron por acciones relacionadas con sus especialidades. Para ello se utilizó como el documento de la ONU “Guía de los vagos para salvar el mundo”, además de experiencias come el Proyecto Trébol de la Universidad de Córdoba.
Este último punto era importante porque, como señal Valls, la Agenda 2030 no puede ser ajena a la ciudadanía, no es algo que solamente ataña a las grandes instituciones. Para que su éxito sea posible, cada persona debe implicarse de manera individual y comprometerse con alguno de los objetivos, ya que estos son adaptables a cualquier contexto.