
2.000 peregrinos cumplen la promesa a la Virgen
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La Rogativa de Ntra. Sra. de la Encarnación cierra los actos de Semana Santa.
Alrededor de 2.000 peregrinos acompañaron ayer domingo 14 de abril a la patrona de Adeje, la Virgen de la Encarnación, en su tradicional rogativa desde la iglesia matriz ubicada en el casco, hasta la Iglesia de San Sebastián, lugar que fue su primera morada.
La comitiva partió a las 9 de la mañana y fue realizando diversas paradas en las cuales se realizaron ofrendas musicales o poéticas a la patrona, que fue cargada por el grupo de Porteadores de la Virgen, además de algunos vecinos del municipio que se ofrecieron, y acompañada en todo momento por el colectivo Mujeres Adejeras con la Virgen. El antiguo camino de la Virgen volvió a llenarse de gente un año más que descendieron por las toscas oradadas por los antiguos carros que realizaban ese sendero. A mediodía, los peregrinos entraban en la Iglesia de San Sebastián donde el cura párroco oficiaba la tradicional misa. Tras el acto religioso, los participantes en la rogativa compartían un almuerzo en la plaza.
El origen
La Rogativa es una tradición que se remonta al siglo XVI, momento en que Pedro de Ponte decide trasladar la imagen de la Virgen hasta la iglesia de Santa Úrsula, para protegerla de las incursiones de los piratas de esta zona del litoral adejero. Los vecinos de la época, no muy conformes con la decisión, prometieron llevar la imagen en peregrinación cada año hasta su primera morada el día de su fiesta.
La tradición perduró a lo largo de los años, durante los cuales además de cumplir la antigua promesa, los adejeros y adejeras pedían a la Virgen que los protegiera de plagas, enfermedades y hambrunas, tal y como se recoge en el Libro de Milagros de Nuestra Señora de la Encarnación en el Archivo Parroquial de Santa Úrsula de Adeje.
El origen de la primitiva imagen de la Virgen de la Encarnación se remonta a los primeros años de la conquista de Tenerife y posterior colonización de la zona. Esta talla apareció en el lugar costero de La Enramada, donde recibió culto por primera vez.