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Un curso aboga por mejorar la información a la población sobre planes de respuesta ante emergencias como las inundaciones
24 de Julio de 2025

Un curso aboga por mejorar la información a la población sobre planes de respuesta ante emergencias como las inundaciones

Canarias es un territorio abundante en barrancos y escorrentías que, en casos de lluvias intensas, pueden provocar riesgos de inundaciones.

Canarias es un territorio abundante en barrancos y escorrentías que, en casos de lluvias intensas, pueden provocar riesgos de inundaciones. El curso “Adeje frente al riesgo de inundaciones: adaptación, gestión y sostenibilidad” aborda esta problemática tanto desde la visión teórica como la práctica, con una salida de campo en la que su alumnado podrá apreciar in situ los potenciales peligros que albergan estos parajes. Su director, el profesor del Departamento de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna Jaime Salvador Díaz Pacheco, enfatiza que, además de contar con planes de respuesta ante la emergencia por parte de Protección Civil y otras instancias, hay que mejorar la fase previa: la planificación del territorio, la adecuación de infraestructuras y, sobre todo, la información a la población sobre lo planes de actuación.

Fenómenos como la riada de 2002 en Santa Cruz de Tenerife y la tormenta tropical Delta fueron puntos de inflexión en la gestión de emergencias, pues a raíz de ambos sucesos mejoraron los sistemas de planificación y respuesta. “Tener un buen plan de respuesta y de recuperación de la normalidad es importante, pero la preparación, que es uno de los capítulos de esos planes, es una asignatura pendiente”, señala el experto.

“Eso quiere decir informar a la población, a técnicos, a periodistas, a todo el mundo de que los riesgos de origen natural son una de las prioridades en la sostenibilidad de cualquier territorio. Nos falta mucho en lo que implantación de los planes se refiere, que es un capítulo que siempre llevan estos documentos y que no se lleva a cabo”. Poco a poco va calando el mensaje y, por ejemplo, en septiembre está previsto que en Tenerife se desarrolle un simulacro de erupción volcánica en el que se va a evacuar un núcleo de población.

Nerea Martin Raya, investigadora del mismo departamento, es otra de las profesoras del curso y ahonda en la cuestión, explicando que, para el riesgo específico de inundaciones, debe actuarse sobre las infraestructuras mejorando el alcantarillado, los cauces y, en general, todo medio que permita evitar el estancamiento de agua. Pero también incide en otras medidas no estructurales: “Planificar una buena coordinación entre administraciones y que la población sepa dónde se encuentra. Porque, evidentemente, no vas a quitar todas las urbanizaciones que ya están construidas, pero al menos que esa población sepa que está en zonas inundables y tenga nociones de cosas tan simples como que si hay un aviso por lluvias intensas, no estén en la planta baja o no salgan a la calle”.

Además de la información a la población, es imprescindible que exista una buena coordinación entre administraciones porque, llegado el caso, es importante que cada una sepa cuál es su papel. Es algo que se ha visto en las recientes inundaciones en Valencia, donde hubo confusión en ese sentido a pesar de que es una autonomía que cuenta con el PATRICOVA, un plan que integra todas las zonas inundables de la comunidad cuyo exhaustivo análisis se pone como ejemplo a nivel nacional porque integra todas las áreas en un solo docente y “no hay 80 planes que definan 80 áreas diferentes de inundación”, como señala la ponente. “Es la primera comunidad autónoma donde se han puesto de acuerdo para unificar todos los análisis de riesgo de inundación en un solo mapa”, añade Díaz Pacheco. “Aquí hay varios, tenemos el mapa del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo de Inundaciones (PEINCA) y el Plan de Gestión de Riesgos de Inundaciones, y los dos tienen distintas cartografías”.

Conocer la geografía es un paso esencial para abordar las emergencias, y por ello el curso ha puesto énfasis en explicar el concepto de “cuenca”, que es un área de terreno donde todas las aguas fluyen hacia un mismo punto. “Un barranco es una cuenca y muchas veces las personas de a pie que no se han planteado que incluso aunque no llueva en ese lugar, el barranco es capaz de transportar el agua de una porción enorme del territorio, porque encauza el agua que llueve en un espacio mucho mayor que el que ocupa la misma cuenca. El agua se concentra en este espacio y, en algunos puntos, se puede desbordar”, explica el director del curso.

En Canarias el problema de las inundaciones no solo se debe a los barrancos, pues también existen escorrentías, avenidas o riadas que se producen cuando el agua circula en ámbitos urbanos y no urbanos para llegar al barranco. “Los problemas no solo se producen en torno a los cauces, que normalmente estamos acostumbrados a ver los que se inundan cuando llueve, sino también cuando hay precipitaciones en toda la cuenca. Y esas cuencas que están altamente urbanizadas no tienen problemas en las zonas de cauce, sino en aquella zona urbana donde no se ha llevado a cabo un drenaje apropiado o no se ha tenido en cuenta que se puede inundar”, explica Nerea Martín.

Por eso el curso incluye una parte práctica en la que el alumnado tuvo que identificar en el espacio qué barrancos fueron sepultados por el área urbana. “Tenemos una cartografía del año 60, anterior a toda la urbanización del sur de Tenerife, y les vamos a mostrar qué cauces fueron sepultados por la urbanización y que eso da lugar a que se produzcan pequeños encharcamientos e inundaciones en algunas áreas”. También se les enseñará a detectar históricamente los extremos de precipitación que se producen en fechas determinadas mediante la consulta en la hemeroteca, para sacar información de qué lugares se han inundado en el pasado. 

Jaime Salvador Díaz y Nerea Martin Raya, dirigen el curso
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