El médico de atención primaria, nadador paralímpico y fundador de la ONG “Atletas sin Fronteras” Faustino Afonso ha sido hoy, viernes 19 de julio, el ponente inaugural de la trigésimo primera edición de la Universidad de Verano de Adeje, que se celebrará entre el 22 y el 26 de julio. En su ponencia señaló que, en un mundo que solo quiere ver lo positivo y trata de ocultar lo negativo, tener obstáculos en la vida como los que él mismo ha tenido, debe ser visto como un acicate para lograr la superación y una vida más plena, mensaje que entronca con la temática de estos cursos estivales en 2024: la cultura del esfuerzo y la inclusión.
En el acto inaugural, el rector de la Universidad de La Laguna, Francisco García, recordó que él mismo acudió como alumno de último año de Economía a la primera edición de la Universidad de Verano de Adeje en 1992, y treinta y un años después vuelve como rector. Se refirió así a la vigencia de este programa docente y cultural, el más longevo de Canarias en su género, la cual atribuyó a la capacidad de adaptación de esta oferta, que ha ido cambiando para adaptarse a las necesidades del público sin perder su razón de ser: formación sobre asuntos de relevancia social con rigurosidad académica, pero tono divulgativo.
García repasó rápidamente la variedad temática de esta edición, con cursos y talleres sobre nutrición, salud mental, sostenibilidad, turismo, literatura, y comunicación, entre otros. Resaltó que esta iniciativa es un buen ejemplo de la colaboración no solo entre instituciones, sino también entre lo público y lo privado, gracias al apoyo de numerosas empresas. Y, recordando que el día de ayer, 18 de julio, se celebró el Dia de Mandela, cerró su intervención con una cita del expresidente sudafricano:“La educación es la palanca más poderosa para cambiar el mundo”.
Siguiendo es esta línea de agradecer los apoyos que hacen posible estos cursos estivales, el alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, destacó el que, por primera vez, presta el Cabildo Insular de Tenerife, así lo agradeció al consejero insular de Empleo, Educación y Juventud, Efraín Medina, presente en el acto. El regidor municipal definió la Universidad de Verano como una “oferta puente” sobre dos realidades que han vertebrado el municipio: el desarrollo turístico, que se ha convertido en la principal fuente de riqueza del territorio y sobre el que cabe debatir sobre sus posibilidades; y la necesidad de incorporar el conocimiento y el talento a la cadena de valor de este recurso.
Recordando el lema de esta edición, el alcalde puso a la propia Universidad de Verano de Adeje como un ejemplo de superación y esfuerzo, pues en treinta años ha tenido que sobreponerse a unos inicios en los que mucha gente dudaba de la oportunidad de su celebración, hasta convertirse en la oferta consolidada actual. Además, recordó que la creación de estos cursos estivales multiplicó la matriculación de jóvenes de Adeje en la universidad, en unos tiempos en los que la abundancia de trabajo en el turismo no lo hacían atractivo. “Es importante que sigamos avanzando en este camino, porque tenemos perspectivas de crecimiento”.
Cultura de la superación
Faustino Afonso comenzó su ponencia exponiendo que la sociedad del presente tiene poca tolerancia al fracaso. La tasa de suicidios en los países desarrollados ha aumentado y, en general, hay poca tolerancia hacia adversidades como una ruptura sentimental, un despido, un accidente o la muerte de un ser querido. En su opinión, la causa podría residir en la cultura de la inmediatez de las redes sociales: “Solo vemos el resultado, pero no el proceso por el que se ha pasado para llegar ahí. Claramente, eso hay que cambiarlo. Nos cuesta decir lo que vemos cuando es negativo, porque queremos que todo sea perfecto y bonito e ideal”.
Como persona con una discapacidad desde pequeño, él ha tenido que enfrentarse a pronósticos negativos durante toda su vida, y ello ha sido un acicate para trabajar con el objetivo de superarlos. Por ello, se planteó si no deberían ser las personas con problemas las que, precisamente, fueran dignas de admiración.
Abundando en el argumento, reflexionó que la pena y la admiración son términos antagónicos, pero comparten un rasgo: ambas generan solidaridad. Así, se tiende a ayudar a la persona por la que se siente lástima y también se desea ayudar a quien se admira para que siga triunfando, algo que se ve en la actitud hacia los deportistas. Eso sí: el público desea imitar a la gente que admira, pero no a aquella por la que siente lástima. “Ayudamos a la gente con discapacidad, pero no queremos ser como ella. ¿Y si la clave en este mundo que no soporta la frustración es que deberíamos querer ser como ellos?”.
En ese punto, presentó a varias personas integrantes de Atletas sin Fronteras, personas que han tenido que superar grandes dificultades derivadas de sus discapacidades, hasta lograr con mucho esfuerzo alcanzar sus objetivos. “¿Hay que sentir pena o admiración por esas personas?”, planteó Afonso. “Realmente, esto va de salvarlos a ustedes”, interpeló al público, “porque ellos y ellas ya están salvados. Son personas que han superado su discapacidad y son el ejemplo de que todos ustedes pueden vivir una vida plena. Porque una vida plena es la que nos pone obstáculos y podemos superarlos”.
Por ello, para que el mundo cambie, el ponente abogó por que se ponga a las personas con discapacidad como ejemplo en un mundo que ha perdido la fuerza de voluntad, porque se trata de un colectivo que ha tenido que vivir de manera forzada algo de lo que el resto reniega: los obstáculos. “Gracias a ellos somos personas competentes y toleramos las dificultades”. Así, como cierre citó al filósofo estoico Epícteto: “La cojera es un impedimento para la pierna, no para la voluntad”. A lo que Afonso añadió. “Y es un impulso para la vida”.