
El responsable de la campaña de ciudades resilientes de Naciones Unidas incide en la necesidad de proteger en patrimonio en las políticas de reducción de riesgos
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Abdilash Panda es alto funcionario de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción de Riesgos de Desastre (UNISDR)
Abhilash Panda, alto funcionario de Oficina de Naciones Unidas para la Reducción de Riesgos de Desastre (UNISDR), dentro de la cual es responsable de la Campaña de Ciudades Resilientes, participó hoy, viernes 22 de julio, en la Universidad de Verano de Adeje con una ponencia en la que expuso el interés de incorporar el patrimonio cultural en las estrategias de prevención de riesgos de desastres.
Panda comenzó explicando en términos generales qué es la resiliencia aplicada a entorno urbanos, entendida como la capacidad para recuperarse tras un desastre aprendiendo del proceso. El experto lo ejemplificó con el simple gesto de lanzar una pelota contra el suelo y al rebotar vuelve a su posición de inicio: la cuestión está en ver a qué velocidad y cómo retorna.
En el caso del patrimonio, los efectos sobre él pueden ser muy duraderos, ya que afectan no solamente a realidades tangibles, como un edificio, sino también a usos y costumbres muchas veces ancestrales. Además, como explicó Panda, se trata de un fenómeno que no solamente proporciona significado e identidad, sino que posee igualmente un valor para el desarrollo y el crecimiento económico. En este sentido, recordó que gran parte del turismo se basa en el patrimonio, que el turismo en la actualidad representa el 9% del PIB y uno de cada once empleos, lo cual lo convierte en la cuarta industria, tras los carburantes, la química y la alimentaria.
Pero, como señaló Panda, es algo más que una cuestión monetaria: “Se puede asegurar y dar un valor económico a monumentos como la Estatua de la Libertad. Pero el coste intangible de un posible daño futuro de este símbolo internacional de la libertad y la democracia es incalculable”, ejemplificó.
Por ello, lamentó que en la actualidad el patrimonio se aborde separadamente de otros factores de riesgo como, por ejemplo, el clima, las migracioneso los problemas humanitarios. Se trata de un recurso que debe formar parte de un plan de acción más amplio, y para ello las instituciones deben ser capaces de atraer el interés hacia él de múltiple actores, no solo los relacionados con la cultura: turistas, consumidores, operadores deturismo, gobiernos nacionales y locales, inversores inmobiliarios, organizaciones internacionales, etc.
La resiliencia es un concepto que debe abordarse de manera global y coordinada, pues afecta a todas las realidades en torno a la ciudad. Existe un marco de referencia, el de Sendai, que se ha diseñado para afrontar una serie de objetivos entre 2015 y 2030. Cuatro de esas metas pasan por reducir la mortalidad de la población en casos de desastres, el número de personas afectadas,las pérdidas económicas y el daño en infraestructuras críticas.
Para ello, es necesario incrementar en lo que serían los tres objetivos restantes: el número depaíses con estrategias para la reducción de riesgos de desastres, la cooperación internacional y, sobre todo, la disponibilidad y acceso a sistemas de alerta cuando se produce una emergencia.
La UNISDR ha establecido tres puntos esenciales en los que toda ciudad debería trabajar para lograr esos objetivos y mejorar así su resiliencia: organizarse para la resiliencia ante desastres; identificar, comprender y utilizar escenarios de desastres presentes y futuros; mejorar la capacidad económica para la resiliencia; incluir este concepto en el diseño y desarrollo urbano; salvaguardar las barreras naturales para mejorar la protección deecosistemas; reforzar la capacidad institucional; mejorar la cohesión social para la resiliencia; incrementar las infraestructuras contra desastres; asegurar una respuesta efectiva ante desastres; y acelerar la recuperación y reconstruir mejor.