Pese a su calidad, nuestros vinos carecen de una imagen clarificadora a la hora de promocionarlos en el exterior y no obtienen el respaldo deseado de los hoteleros.
Juan Antonio Jorge Peraza, licenciado, agente de Desarrollo Local, geógrafo y alma mater del proyecto Saboreatenerife, que promueve la empresa pública Turismo de Tenerife, habló hoy en la Universidad de Verano de Adeje sobre las fortalezas y debilidades de los sectores que conforman lo que hoy se conoce como el enograstroturismo.
Sobre las debilidades, el ponente señaló que le motivan y sobre las fortalezas indicó que le agobian, “porque nuestra región, nuestra Isla, cuenta con una enorme cantidad de recursos que, por uno u otro motivo, no llegan a ponerse en marcha. Da penas saber cuál es la solución y no poderla aplicar”.
Jorge Peraza, que participó hoy en el curso El Enogastroturismo: Potencialidad e integración en el sector turístico, que dirigen el catedrático José Antonio Lastres Segret y el director de EnoTenerife Gestión de Eventos, Gabriel Santos, centró la atención del alumnado especialmente en el sector vitivinícola, de cuyos productos dijo que carecen, por un lado, de una imagen clarificadora a la hora de promocionarlos tanto en el exterior como entre quienes nos visitan y, por otro, que no obtienen el respaldo de quienes manejan los hilos del pricipal motor económico de la Isla y la región. “Sólo el 30% de los vinos que están presentes en las cartas de los restaurantes de nuestros establecimientos hoteleros son de la Isla o del Archipiélago, algo que no ocurre en otras regiones vitivinícolas ya sean españolas o extranjeras”, aclaró.
El ponente, que ha recibido entre otros reconocimientos el Premio Tenerife Rural 2009 a la Labor de Promoción y Difusión de los Valores del Mundo Rural de Tenerife, aboga, en ese sentido, por una única denominación de origen de nuestros caldos para una mejor promoción y venta. “A pesar de la que diversidad es uno de nuestros principales valores, no debemos ni podemos vender nuestros vinos por separado. Hay que consolidar primero su imagen y después explicar sus características dependiendo de la comarca.
Jorge Peraza cree vital la promoción bajo la marca Vinos de Tenerife, y añadió que “nuestra misión debe ser que todos nuestros productos lleguen antes que al corazón al buche”, dijo parafraseando a un buen amigo suyo.
Juan Antonio Jorge criticó, siempre con talante constructivo, que sólo unas pocas bodegas de la Isla posean un horario de visitas establecido a sus instalaciones cuando Tenerife cuenta nada más y nada menos que con cinco denominaciones de origen. “Eso no puede ser. Las visitas a nuestras bodegas son buenas: además de mostrar al público la calidad de sus vinos ofrecen la oportunidad de contar nuestra historia”.
En su intervención en este curso, que tiene como objetivo cubrir la necesidad de mejorar y ampliar la formación del alumnado y el propósito de capacitar a los futuros gestores del turismo de la Isla de Tenerife, el geógrafo señaló como fortalezas el hecho de que Tenerife posea un turismo consolidado. “Tenemos los turistas, ahora sólo nos falta la oferta”, aseguró.
Sobre la cocina de Tenerife, el ponente, que hizo algunas incursiones por su anecdotario particular para explicar lo magnífica que es, puso de relieve la ilusión que ponen nuestros restauradores a la hora de confeccionar sus platos. Su manera de hacer las cosas aporta sabor añadido a sus creaciones. Se trata de un colectivo muy creativo, muy competitivo entre ellos, con unas ganas enormes de trabajar y de innovar”.
Jorge Peraza aseguró que la Isla tiene restaurantes típicos que, que por la calidad de sus platos, la atención de sus propietarios, el quehacer de sus empleados y su ubicación, nada tienen que envidiarle a los mejores que hay en otras regiones españolas.
El responsable de Saboreatenerife pidió también un mayor compromiso de las instituciones públicas, regionales, insulares y locales, hacia el sector primario, para evitar, por ejemplo, el abandono de la recolección de la almendra en una Isla como Tenerife que cuenta con algo más de treinta mil almendros o el de la ciruela que se pudre en los suelos de nuestros campos y huertas porque nadie las recoge. La primera alcanza un pecio en el mercado de catorce euros el kilo y la segunda podría ser materia prima para la elaboración de una mermelada artesanal
En su conclusión aseguró que el enogastroturismo es positivo porque no trata sólo de promocionar nuestros vinos y nuestra gastrononomia, sino que va más allá: vende territorio.
