El profesor del Departamento de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna David Fuentefría considera que el cine español debería afrontar en sus ficciones un retrato de la actual crisis económica. “Creo que hace falta ir más allá del cine social en clave de ‘realismo mágico’ de directores como Fernando León de Aranoa, me gustaría ver ahora un poco más de crudeza en el sentido neorrealista”.
El ponente participó en el taller de cine que se está desarrollando durante esta semana en la Universidad de Verano de Adeje. Aunque se trata de un seminario eminentemente práctico, también contiene ponencias teóricas sobre lenguaje audiovisual y sobre historia del cine.
En opinión de Fuentefría, el cine español “no ha terminado de tomar una postura frente a la realidad. Todavía en el cine vamos a ver películas de nuestros actores porque empatizamos con ellos más que con el papel que representan: no han logrado separar todavía su presencia real de la presencia de la ficción”.
Interrogado acerca de la historia del cine nacional, sobre la que hay tanto desconocimiento como vergüenza por ciertas épocas, el ponente citó una entrevista al cómico Fernando Esteso en la cual el periodista le preguntó acerca de cómo se sentía al ser uno de los exponentes del cine más “casposo”. El actor se puso muy serio y replicó: “¿Y eso me lo está preguntando uno de la generación que ha encumbrado a ‘Torrente’ como la película más taquillera?”. Según Fuentefría, “el esquema es el mismo, pero cambian los públicos y los estilos”.
En ese sentido, recordó que existe cierta tendencia a medir las categorías estéticas en una pirámide en cuya cúspide está el principio de excelencia y por debajo, todo lo que se considera popular, masivo y comercial. “Yo creo que la cosa no debería ser así, hay que abrir los ojos y poner la misma atención tanto en un producto teóricamente maravilloso como en otro de menor categoría, por si en algún momento, aunque sea una escena puntual, nos puede sorprender algún detalle”.
Un ejemplo en este sentido serían las películas de Batman dirigidas por Christopher Nolan, que parten de un material teóricamente menor como es un cómic de superhéroes y sin embargo han logrado el aplauso de la crítica. “Este director ha sabido filtrar en clave moderna un mito clásico –porque Batman existe desde mediados del siglo pasado- y además ha recuperado el gusto por contar historias. En esta época, el continente prima sobre el contenido, y este caso es un paradigma de que se pueden adoptar las tendencias actuales con buenos guiones. Y ha tenido gran éxito de taquilla, lo cual indica que el público no es tonto y sigue ávido de buenas historias”.
Para el profesor de la ULL, es muy importante que quienes se formen como cineastas tengan conocimientos de Historia del Cine, ya que ello les permitirá ser consciente de todo el bagaje estético anterior y les puede ayudar a encontrar su propio lenguaje personal, lo cual, a su juicio, es lo que marca la diferenta entre unos directores y otros, puesto que el número de historias que se pueden contar en cine es limitado. “Se nos quiere vender cada dos por tres a un director “visionario” nuevo, y sin necesidad de ser un erudito es fácil darse cuenta de que siempre ha habido alguien que ha hecho lo mismo antes”.
En su opinión, el momento cumbre de creatividad cinematográfica se halla en los años 20, con el movimiento del Expresionismo Alemán, un periodo “en el que todos los directores se pusieron a ver cómo lograr cosas nuevas, a mezclar unas artes con otras y a apostar decididamente por productos nuevos, sin tener muchas veces claro el resultado. Esa época es en la que más estoy incidiendo durante este curso, porque es la que ofrece buena parte de los referentes que han perdurado hasta hoy”.
