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San Sebastián, la gran fiesta romera del Sur, congrega a más de 20.000 personas

La cita, en La Enramada para festejar el día grande del santo patrón de agricultures y ganaderos

20 de enero de 2012

San Sebastián se ha convertido con los años en la gran fiesta del Sur de Tenerife. Así queda demostrado por la gran afluencia de gente que se da cita en el mítico sitio de La Enramada, que acogió este viernes a más de veinte mil personas relacionadas, de alguna manera, con la agricultura y ganadería de la comarca y la Isla.

En los festejos de San Sebastián participa todo el pueblo de Adeje y también gentes venidas de los dos municipios limítrofes, del norte de la Isla e incluso de la vecina Gomera. Desde nuestros mayores, que no pierden la ocasión de hablar de la fiesta de antes, hasta los más pequeños de la localidad han hecho de esta romería un obligado punto de encuentro y convivencia que se inició en la víspera con el Festival de Solistas y concluyó a altas horas de la noche del viernes.

“Esta es un a fiesta entrañable, en la que se evidencia la importancia de nuestra tradiciones, afirmó el alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, quien acompañó, junto a la concejal de Cultura y otros ediles de la corporación, a los vecinos y romeros en esta celebración.

El día grande de San Sebastián comenzó a primera horas de la mañana, con la santa misa en la iglesia de Santa Úrsula. Una vez concluido los oficios religiosos, la venerada imagen partió desde el templo hacia el mar, precedida por una comitiva de jinetes, quienes a lomos de sus caballos sorprendieron un año más a los curiosos congregados en la zona, con su habilidad a la hora de introducir a los animales en el mar, un espectáculo que combina la devoción a San Sebastián, el amor por los animales y la superación personal de cada uno de ellos. El espectáculo tuvo lugar con una fuerte dispositivo de seguridad compuesto por policías locales, socorristas y voluntarios de Protección Civil.

Además de este singular encuentro ecuestre, todos los presentes, pero de manera muy especial los más pequeños, disfrutaron con el paseo romero acompañado de bueyes, vacas, cabras, ovejas, camellos y perros pastores. Este concluyó en la misma orilla del mar, donde el cura-párroco procedió a la bención con agua marina de los animales. Posteriormente, la santa imagen hizo su habitual recorrido hasta la Plaza de San Sebastián, donde el párroco procedió a la bendición de los animales.

La música y bailes de la región (folias, isas, seguidillas, tajarastes) de los ventorrillos y parrandas, los productos artesanales canarios, la comida y los vinos de las Islas y el municipio tuvieron también su protagonismo para abastecer a los miles de congregados que se dieron cita en los alrededores de la vieja ermita que lleva el nombre del santo y milagrero patrón.

Hay que destacar el trabajo realizado antes, durante y después de los festejos por los operarios municipales y también en de los agentes de la autoridad. Como es habitual dentro del Plan de Seguridad del Municipio de Adeje para este tipo de eventos, se desplegó todo el dispositivo necesario, con miembros de la Policía Local y Protección Civil, para que la jornada trascurriera, como así ocurrió, con total normalidad.

Historia

Esta es una fiesta muy antigua. Se inició en los primeros años del siglo XVI en un lugar de culto previo a la Conquista y, con el devenir de los años, se ha ido adaptando a las nuevas costumbres. Con los años, campesinos y ganaderos de Adeje y de toda la Isla fueron incrementando su devoción por este santo patrono, pero de forma muy especial por la talla de San Sebastián que se encontraba en la vieja Ermita. A esta imagen le atribuyen atribuyen numerosos milagros. Todavía hoy, muchas son las personas que recurren al San Sebastián de Adeje con la esperanza de una rápida curasión de sus dolencias o para solicitar algún favor o cumplir con la promesa.

Esta festividad propicia un encuentro en el que mayores y jóvenes reviven una tradición que sobrepasa lo religioso, contribuyendo al fortalecemiento del espíritu de convivencia y armonia entre los habitantes de la comarca.