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“Para combatir el infarto hay que cambiar la grasa mala por una buena como el aceite de oliva.”

LLUIS SERRA MAJEM, CURSO “NUTRICIÓN EN SITUACIONES FISIOLÓGICAS Y PATOLÓGICAS”.

17 de julio de 2013

Lluis Serra Majem, director del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ha asistido hoy a la Universidad de Verano de Adeje donde ha explicado los resultados del Estudio Predimed. “Acabamos de publicar el estudio Predimed, el estudio de nutrición más importante realizado en los últimos años y el más importante sobre dieta mediterránea. Han sido 7.500 personas seguidas durante 6 años divididas en tres grupos de 2.500 cada uno en toda España, incluida Canarias, y hemos demostrado que el grupo que seguía la dieta mediterránea y que además recibían en sus domicilios aceite de oliva virgen o una combinación de frutos secos, ha reducido el índice de mortalidad o de riesgo cardiovascular en un 30%. En cambio, las personas del grupo con una dieta sana baja en grasas se morían más y tenían una mayor patología cardiovascular y más incidencia de diabetes. Con esto hemos visto que muchas veces ponemos el énfasis en las grasas como problema para combatir la obesidad pero el problema real está en los hidratos de carbono simples, sobre todo en los azúcares. Ante una persona que consuma mucha grasa ¿Qué es mejor, cambiar la grasa mala por una grasa buena o cambiar la grasa mala por un hidrato de carbono para compensar? El estudio Predimed responde: es mejor incorporar una grasa noble como el aceite de oliva y además si es virgen tiene antioxidantes y favorece la prevención cardiovascular igual que los frutos secos”. Serra Majem ha asegurado que los estudios realizados sobre la dieta mediterránea corroboran que otro de los beneficios de la dieta mediterránea para la salud es la prevención o incluso tratamiento de la depresión.

Asimismo, el experto en dieta mediterránea ha explicado que en materia de alimentación“debemos dar un paso más, hacia una educación a la población de que lo importante no es comer cualquier cosa, no es beber cualquier cosa, sino tener una alimentación sana y a la vez económica. Este es el gran paso que tenemos que dar”. El prestigioso experto realizaba estas declaraciones al hilo de ser preguntado acerca de la Declaración sobre la Nutrición en tiempos de crisis, suscrita por entidades científicas y ONG’s y que plantea el comedor escolar, el derecho al agua potable, el derecho a una alimentación sana como un derecho fundamental y que estuviera de forma prioritaria en las agendas políticas.

Según argumenta Serra Majem, “ha habido poca sensibilidad, todavía hay mucha gente en Canarias que no considera que la obesidad sea una enfermedad. Venimos de una época, hace 50 años, en la que se han pasado verdaderas penurias, donde la gente se moría de muchas enfermedades nutricionales o infecciosas. La gente lo recuerda y privar ahora a sus nietos de aquello que no pudieron tener produce una cierta contradicción. Creo que esto debe ir cambiando poco a poco, es un proceso lento y necesita mucha sensibilidad y seguramente tendremos que pasar una generación”.

Al preguntarle sobre porqué nos cuesta tanto comer bien, el presidente del Comité Científico de la Fundación Dieta Mediterránea contesta que son dos los motivos fundamentales “uno económico y otro por la falta de voluntad. A veces nos faltan las dos cosas pero en el primer caso a veces es que estamos mal informados, comer bien no tiene que ser necesariamente más caro. En realidad la gente gasta mucho dinero en alimentos supérfluos que no le aportan nada más que calorías y que a lo único que contribuyen es a la obesidad y a la diabetes”.

El ponente de la Universidad de Verano ha querido precisar que “cuando yo hablo de dieta mediterránea hablo desde un punto de vista cultural, la dieta tradicional canaria, la del sancocho, la del gofio, etc. es una dieta muy mediterránea, quizás le faltaba en algún momento el aceite de oliva pero ya lo tenemos, y el vino también lo tenemos, así como los frutos secos, y del pescado ni hablemos. Tenemos los productos y las recetas. Era una cocina pobre pero de una gran imaginación. En nuestro acervo cultural está la dieta mediterránea canaria”.

Según Serra Majem, “el problema es que nos ha invadido un nuevo estilo de alimentación que se ha llamado fast-food o dieta occidental, que es una dieta muy orientada hacia la carne, los productos lácteos o las papas fritas. Una dieta que se prepara muy rápidamente y que se consume muy rápidamente que en gran medida nos ha venido impuesta por el turismo. España es un país muy turístico y el recibir tantos turistas en tan poco tiempo ha provocado un cambio en nuestros hábitos de alimentación, porque hemos sido incapaces de dar la comida tradicional al turista y le hemos ofrecido un modelo de alimentación más acorde con sus estilos: pizza, ensaladilla rusa, platos combinados, papas fritas, etc. En realidad si le preguntamos al turista, una de las cosas que más valora es si ha comido bien o mal y aquí tenemos un esfuerzo pendiente muy importante. La dieta tradicional canaria nos puede aportar un valor añadido muy importante porque nos aportará economía e incluso de aprovechamiento de los recursos propios”.

Respecto a las grandes compañías de fast-food o de productos hipercalóricos, el ponente comentó que “algunas empresas, no todas, están ampliando el portafolio de productos para adecuarse al consumidor y tener una oferta saludable. En el caso de las cadenas de fast-food creo que aún puede mejorar más, porque su oferta es variable de un país a otro y dependerá de la presión que reciba del país. De hecho si comparamos la cantidad de grasa dependiendo del país puede pasar de un 35% a un 0%. La presión es muy importante, la del consumidor y la de las administraciones. Otras empresas de bebidas tienen un portafolio que incluye productos con calorías y otro similar sin calorías, por tanto la gente puede escoger. Y esto me parece razonable. No nos engañemos, una compañía que tenga a sus clientes enfermos no va a vender y creo que deberían ser los primeros preocupados, porque a la persona que engoda y se hace diabético ya le prohiben una serie de alimentos”.

Lluis Serra Majem dejó la presidencia de la Fundación Dieta Mediterránea aunque ostenta un cargo dentro de la misma, a raiz de la intervención del sector privado dentro de las actividades. “En un momento de crisis actual donde las administraciones no pueden cumplir sus compromisos con las fundaciones, éstas quedan en manos del sector privado y el sector privado quiere beneficios. Por desgracia no tenemos un mecenazgo como el que teníamos hace años en España o el que tienen en EE.UU. Aquí las empresas quieren un retorno, quieren tener un beneficio y así no se puede trabajar porque hay conflicto de intereses que no pueden existir en salud pública. Tienen que estar separadas la investigación y la financiación”.

El ponente adelantó que hay un proyecto para que 2014 sea nombrado Año Internacional de la Dieta Mediterránea, que incluso está aprobado por el Gobierno de España, “esto representa una serie de ayudas fiscales para aquellos que quieran apostar en difundir la dieta mediterránea. Sin embargo, a la Fundación le cuesta dar los pasos adecuados y considero que hay retrasos injustificables. Creo que en tiempos de crisis se pueden vertebrar acciones que puedan tener impactos muy importantes. La gente lo necesita más que nunca para poder estirar el presupuesto en alimentación de la mejor manera”.