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Sergio Hernández: "El TDAH es crónico y no tiene cura, pero se puede mitigar con medicación y terapia cognitiva-conductal”

Según el especialista, esta afección no se cura y se cronifica, pero con medicación y tratamiento cognitivo y conductual se puede llegar a un cierto manejo de la patología.

19 de julio de 2012

El profesor del Departamento de Psicobiología y Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad de La Laguna Sergio Hernández Expósito es el director del curso de la Universidad de Verano de Adeje dedicado a presentar las principales novedades en investigación y tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Según el especialista, esta afección no se cura y se cronifica, pero con medicación y tratamiento cognitivo y conductual se puede llegar a un cierto manejo de la patología.

El trastorno afecta aproximadamente el 5% de la población infantil comprendida entre los 6 y 7 años, y sus síntomas principales son la falta de atención, la gran actividad motriz y la impulsibilidad. Afecta más a niños que a niñas en una proporción de 4 a 1, y los síntomas se manifiestan de manera diferente según el sexo.

Así, la hiperactividad será un rasgo distintivo masculino, mientras que no se da tanto en el femenino, en el cual predomina la falta de atención. De hecho, Hernández alerta de que las niñas están menos diagnosticadas y peor atendidas porque no molestan en clase y por ello pasan mucho más desapercibidas. “Hay que enseñar al profesor a identificar que esa niña que está al fondo y no participa nunca no es necesariamente tímida, puede tener un déficit de atención. Habrá que acercarse a ella y ver si está siguiendo el ritmo normal de clase”.

Según relata el especialista, Canarias es una comunidad autónoma pionera en el tratamiento del TDAH. Las consejerías de Educación y Sanidad mantienen un convenio para establecer un protocolo bastante preciso de actuación. Así, cuando un profesor tutor identifica la posible existencia del trastorno, informa al orientador y éste evalúa con unos cuestionarios y determinadas herramientas al alumno.

Si se confirma la existencia de la sintomatología, el niño es derivado a Sanidad, ya que legalmente el diagnóstico definitivo sólo lo pueden dar un profesional médico o un Psicólogo Interno Residente (PIR). Una vez decidido qué tratamiento se propone, se administra facilita la información al orientador para implementar un conjunto de adaptaciones curriculares y actividades concretas para el alumno.

La detección y tratamiento tempranos son fundamentales porque afectan claramente al rendimiento académico. Una persona afectada con TDAH posee un cociente intelectual normal y no tienen alteraciones en las capacidades intelectuales. “Pero si tienen la puerta de la atención cerrada, llega un momento en el que su capacidad intelectual se puede ver mermada por la dificultad que tiene para llegar al conocimiento”, explica Hernández.
Durante la adolescencia la hiperactividad desciende un poco, no así la impulsividad, por lo que estos jóvenes pueden ser proclives a cometer comportamientos ilegales dado que quee les cuesta demorar la recompensa a su conducta: si quieren algo, lo quieren ya, pues les es difícil controlar la ansiedad si no están adecuadamente tratados.

El trastorno es genético, por lo que es frecuente que los niños TDAH tengan padres o abuelos con la misma afección. Físicamente, el problema se localiza en el lóbulo frontal del cerebro, peor no es tanto de naturaleza anatómica sino bioquímica, ya que se produce carencia de algunos neurotransmisores, es decir, de las substancias químicas que permiten la comunicación entre neuronas. La medicación lo que hace es, precisamente, incrementar los niveles de sustancias como la dopamina para corregir ese déficit.

El ponente lidera el Grupo de Investigación en Neuropsicología del Desarrollo (GINDe) de la ULL, centrado en analizar los denominados endofenotipos, es decir, ciertos rasgos relacionados con el rendimiento neuropsicológico, como son la “memoria de trabajo”, la inhibición, o la capacidad de planificación. Su idea es que si todos los niños que tiene el trastorno muestran rasgos similares, éstos se podrían convertir en una suerte de marcadores que facilitaran su identificación.