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Martín Luis: “El volcán de La Palma ha demostrado que se ha mejorado mucho en coordinación y comunicación”

El plantel de ponentes ha contado con por personas que, desde diferentes ámbitos de especialización, trabajaron en el terreno durante la erupción.

21 de julio de 2022

El volcán que durante el último trimestre de 2021 entró en erupción en La Palma supuso una catástrofe para la isla que puso a prueba la eficacia tanto de la comunidad científica como de los servicios de emergencias y los medios de comunicación. Pocos meses después de que finalizara, un curso de la Universidad de Verano de Adeje dedica tres días a analizar este acontecimiento geológico, contando para ello con especialistas de diferentes ámbitos. Su directora es María Candelaria Martín Luis, del Departamento de Biología Animal, Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna, para quien “el volcán de La Palma ha demostrado que se ha mejorado mucho en coordinación y comunicación respecto a anteriores erupciones”, tanto por los avances tecnológicos como por contar con unas estructuras organizativas e infraestructuras que no existían en el momento de otras grandes erupciones como la del Teneguía en 1971.

La propia Martín Luis fue la encargada de abrir el curso con una intervención en la que contextualizó esta erupción comparada con otros fenómenos vulcanológicos históricos, siempre teniendo en cuenta que en el pasad la cantidad de datos era menor. “En esta última erupción ha destacado el gran volumen de material emitido, que ha sido mayor que en otras erupciones históricas, y también ha sido mayor la altura de la columna eruptiva y el caudal con el que se ha emitido la lava, pero en general mantiene las características de sucesos previos en la isla”, con erupciones de tipo estromboliano de mayor o menor intensidad, alguna boca de tipo efusivo, puntualmente freatomagmáticas y, al llegar al mar, con formaciones propias del hidrovolcanismo. Este último acontecimiento demuestra que la dorsal de Cumbre Vieja está en plena fase de desarrollo, por lo que no es descartable futuras erupciones en un periodo de décadas, habida cuenta que la media de recurrencia de erupciones históricas en Canarias es de unos 40 o 50 años.

El plantel de ponentes ha contado con por personas que, desde diferentes ámbitos de especialización, trabajaron en el terreno durante la erupción: el catedrático de Petrología y Geoquímica de la Universidad de La Laguna Ramón Casillas Ruiz, que permaneció en La Palma durante toda la erupción como miembro del comité científico del PEVOLCA; Itahiza Francisco Dominguez Cerdeña y Pedro Antonio Torres González, ambos del grupo de vigilancia volcánica del Instituto Geográfico Nacional; Rubén David Fernández González, director Insular de Seguridad del Cabildo de Tenerife, presidente del Consorcio de Bomberos de Tenerife y también miembro del PEVOLCA; y Victor Manuel Melo Lopez, divulgador sobre vulcanología que realizó una amplia cobertura de las recientes erupciones de El Hierro y La Palma.

Si bien la erupción ha sido una catástrofe para miles de persona, desde el punto de vista de la investigación en vulcanología ha supuesto una experiencia importante, porque se ha podido recabar una mayor cantidad de datos gracias a la actual capacidad tecnológica. “Ha sido la primera erupción en territorio nacional que se ha podido seguir exhaustivamente, lo cual aporta experiencia y también ha servido para comprobar la eficacia de los protocolos existentes”.

Martín Luis también destaca el papel de los medios de comunicación, que en líneas generales han sido ejemplares y, salvo excepciones, apenas han incurrido en el sensacionalismo. Destaca especialmente la labor no solo informativa, sino divulgativa, de la Televisión Autonómica de Canarias, y resaltó la eficacia de redes sociales como Twitter para transmitir información de manera casi inmediata desde los lugares del suceso.

Por supuesto, otro hecho notable en esta catástrofe fue la gestión de los servicios de emergencia, que fue destacó por su importante despliegue de medios y gran coordinación que, si bien no pudo evitar las pérdidas materiales, logró evitar víctimas mortales ocasionadas directamente por la erupción gracias a la agilidad de las evacuaciones y la gestión de las zonas catastróficas.

El curso ha tenido una gran afluencia de público, llenando todas las plazas y con alumnado de diferente perfil, desde personas que, simplemente, tenían curiosidad por saber más de un suceso que copó la actualidad durante meses, a estudiantes de grado y posgrado, pasando por profesionales especializados en riesgo volcánico.

Aprovechando la ocasión, la experta también se ha manifestado acerca de los recientes enjambre sísmicos detectados en El Teide, y recuerda que Tenerife es una isla volcánicamente activa y enjambres similares ya se produjeron hace relativamente poco tiempo atrás, en 2016 y 2018. “De vez en cuando tenemos esos pulsos de actividad microsísmica que pone de manifiesto que hay un sistema geotermal activo, pero no es indicativo de que haya una erupción inminente”. La isla está bien cubierta por sistemas de detección que permitirían predecir con suficiente antelación una erupción, pero en caso de producirse, señala que su gestión sería más compleja que en La Palma, dada la elevada densidad de población con la que habría que lidiar.