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José Antonio Lastres considera que hace falta más implicación del sector privado para incentivar el enogastroturismo

Las instituciones públicas están desarrollando bien su labor, pero hace falta una iniciativa empresarial que apueste decididamente por esta actividad.

16 de julio de 2012

José Antonio Lastres Segret, director del Aula cultural de Ecoturismo y Turismo Gastronómico de la Universidad de La Laguna, considera que es necesaria una mayor implicación del sector privado para impulsar en Canarias las actividades turísticas relacionadas con el vino y la gastronomía. Las instituciones públicas están desarrollando bien su labor, pero hace falta una iniciativa empresarial que apueste decididamente por esta actividad.

Lastres es el director del curso que la Universidad de La Laguna celebra en torno a las posibilidades de la gastronomía y la enología como alternativas al binomio “sol y playa” que atrae a los viajeros que acuden a las islas. El ponente matiza que en ningún caso propone una sustitución de uno por otro, ya que “el turismo de sol y playa es muy importante, pues genera gran parte de la renta de Tenerife, pero podría mejorar si se complementa con otras actividades”.

Según revela una encuesta reciente elaborada por una organización mundial que reúne a las principales bodegas del mundo, se ha demostrado que el enogastrutursmo es una actividad muy rentable. El ejemplo está en Estados Unidos, cuyo Valle de Napa muestra anualmente unas envidiables cifras de negocio.

En España también hay buenos ejemplos centrados en zonas vitivinícolas de interés como el Priorato, la Ribera del Duero o Rioja, con el hotel diseñado por Frank Ghery para las bodegas Marqués del Riscal como emblema.

Para aplicar el negocio en Canarias, explica Lastres, habría que escalarlo adecuadamente; Marqués del Riscal produce millones de botelllas al año, y Canarias no llega a 6 millones. Pero aún así, las islas tienen muchas posibilidades si se logra conectar la actividad vitivinícola con el turismo rural y de paisajes.

Además, el propio producto isleño tiene el suficiente atractivo como para convertirse en un activo gastronómico: “tenemos unos vinos muy peculiares, volcánicos y que no sufrieron la plaga de la filoxera”.

Salvo un par de excepciones, una gran parte de las bodegas locales se muestran reacias a participar en estas iniciativas. A juicio del ponente, debería apostarse por ello, ya que las pocas empresas que sí se han aventurado a convertir su bodega en un lugar de visita y degustación, están teniendo mucho éxito.
Lo lógico, a juicio del especialista, sería establecer alianzas con el turismo rural, pues en Tenerife ya existe una red de establecimientos dedicados a ese sector, a cuyos huéspedes se les podría ofrecer como actividad complementaria una visita a las bodegas cercanas.

“Hace poco”, recuerda Lastres, “Manuel Narváez, presidente de la Sociedad de Turismo de San Sebastián, estuvo en unas jornadas en la ULL y nos hizo ver nuestra potencialidad. Nos reveló que ellos tiene muchos problemas para atraer a la gente del extranjero, y sin embargo, a Canarias vienen millones al año, por lo que no entendía cómo no éramos capaces de movilizar al 10% de los que vienen para que visitaran bodegas”.