Utilizamos cookies propias y de terceros para ofrecer un correcto funcionamiento y una navegabilidad óptima.
Para más información, consulta nuestra política de cookies.
ACEPTAR TODAS LAS COOKIES
CONFIGURAR LAS COOKIES A UTILIZAR

“El emprendedor lo primero que debe hacer es educar la mirada”

Es importante que reconozca las oportunidades en el momento en el que aparecen y las ponga en marcha o las haga llegar a quienes pueden tomar las acciones necesarias.

16 de julio de 2012

Bajo el título ‘Emprender para vivir. Vivir para emprender’, el director del Taller de Emprendimiento social: retos y oportunidades para el siglo XXI, Francisco J. García Rodríguez, señaló que una de las primeras cosas que debe aprender el emprendedor es a educar su mirada, saber reconocer los problemas para darles una solución adecuada, o lo que es lo mismo: detectar las oportunidades en el momento en las que aparecen y ponerlas en marcha o hacerlas llegar a quienes pueden tomar las acciones necesarias.

Para el co director de este taller, incluido en la programación de la vigésima edición de los Cursos y Talleres de la Universidad de Verano de Adeje, que promueven La Universidad de La Laguna y el Ayuntamiento de Adeje, a través del Vicerrectorado de Relaciones Universidad y Sociedad y la Concejalía de Cultura, actualmente “más que una crisis, vivimos una revolución en todos los sentidos: económico, político y social. Vivimos una época de transición, un tiempo de construcción de fundamentos y de creación de alternativas”.

En su intervención, el doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la ULL y profesor del Departamento de Economía y Dirección de Empresas en la citada universidad, explicó las diferencias entre empresario y emprendedor. Sobre los primeros dijo que se trata de inversores que suelen enfrentarse a riesgos bastante controlados y le gustan negocios seguros, mientras que los segundos suelen ser personas con visión, mucha capacidad de sacrificio, creativos, innovadores, que desean muchas veces construir un negocio más que gestionarlo.

No obstante, recordó que innovar es tener buenas ideas, pero no la clave del éxito. “Si la idea que tenemos no aporta valor, no genera resultados. Por tanto, es importante tener una visión bifocal, la vista en el presente y la mirada en el futuro. Un emprendedor debe ser capaz de ver el hoy y, al mismo tiempo, ver el mañana, saber anticiparse, para poder aspirar a ser competitivo.

Aseguró, también, que uno de los elementos esenciales de la innovación es el miedo al fracaso. En ese sentido, indicó que no todo es negativo después de sufrir una derrota (un fracaso): las mejores lecciones vienen tras ellas, y advirtió que emprender no es un camino de rosas. Debemos conocer nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Un emprendedor no puede ser un optimista desinformado. Tiene que hacer un plan de negocio, con sus pros y sus contras, analizando el mercado, los clientes, los competidores para ver si la idea es factible.

Otro de los aspectos que tocó el profesor de Economía y Dirección de Empresa de la ULL es el papel de la Universidad del siglo XXI, tanto pública como privada. Desde su óptica, “las universidades españolas deben adaptarse a los nuevos tiempos y no lo está haciendo”.

Las universidades españolas y europeas triunfaron con métodos que servían en el pasado, pero ahora deben reinventarse para adaptarse a las nuevas realidades. Aquí cabría el pensamiento del político, científico e inventor estadounidense Benjamín Franklin que dijo: “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.

Francisco J. García, que dirige este Taller con Inés Ruiz de la Rosa, doctora en Economía Financiera y Contabilidad por la ULL, señaló que las universidades deben enseñar a emprender, a detectar oportunidades y a solucionar problemas.

Para concluir, el ponente señaló que la característica esencial del emprendedor es ser audaz, creativo, innovador e incluso arriesgado. No existen negocios exitosos, sólo empresarios, exitosos, que saben encontrar un equipo que lo acompañe y lo respalde. Sabe buscar a los mejores. Cada cual desempeña su papel pero, cada uno sin los otros, no sería él mismo; mejor dicho, no sería nada. Acompañar no es sinónimo de liderar. El líder sabe comunicar su proyecto, cree en él, y además está dispuesto a asumir riesgos por él. Los riesgos de las decisiones dependerán de los beneficios potenciales y de la probabilidad de que algo salga mal. El problema fundamental es no saber aprender del error.