Conocer y prevenir cualquier enfermedad a tiempo es elemental, ayer, hoy y toda la vida. Este mensaje corto y claro fue lanzado por los ponentes que participaron este jueves en la charla-coloquio celebrada en el Centro Cultural de Adeje con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud, que, en esta jornada en concreto, tenía como protagonista a la mujer y su salud (Salud de la Mujer: principales enfermedades y medios preventivos).
Los profesionales médicos-sanitarios participantes señalaron que para vivir de forma saludable la mujer debe llevar de forma concienzuda su agenda de revisiones frecuentas al mes, cada semestre o al año. No existe otra forma que la realización de los respectivos estudios médicos para conocer el estado de salud.
No obstante, advirtieron de que las pruebas de control y prevención y su frecuencia dependen no sólo del factor sexo sino también de la edad y los factores de riesgo e historia familiar. Por lo que una visita al médico de cabecera, indicaron, es el primer paso importante que se debe tomar. El resultado de ese chequeo y las pruebas clínicas serán determinantes para conocer el estado de salud y la frecuencia con la que se debe hacer cada una de las revisiones.
En ese sentido, explicaron las enfermedades de riesgo que padece la mujer y la forma de prevenirlas: infartos, cáncer de mama, cáncer cervical o de cuello de útero, osteoporosis, diabetes,…
Mamografías
Ésta consiste en la realización de una serie de radiografías de los tejidos del seno que permiten detectar el cáncer de mama incluso antes de que puedan aparecer los primeros síntomas o que puedan detectarse a través del aconsejable auto examen de los senos. Aunque no hay un criterio único en cuanto a la frecuencia, se recomienda que las mujeres se hagan una mamografía anualmente a partir de los 40 hasta la edad de 74 años (esto es, si no hay otros factores de riesgo, como historia familiar, quistes en los senos, por ejemplo).
Sobre esta enfermedad, los profesionales médico-sanitarios recordaron qué el cáncer de mama afecta a una de cada ocho mujeres durante sus vidas. Aunque todavía no se sabe por qué algunas mujeres lo desarrollan, existen unos factores de riesgos constatados: la edad: las posibilidades de contraerlo aumentan a medida que la mujer envejece; los genes: las mujeres que tienen antecedentes familiares de cáncer de mama o de ovario deben realizar pruebas periódicas, y factores personales: primera menstruación antes de los doce años o menopausia después de los 55.
Otros factores de riesgo, recordaron los galenos, incluyen sobrepeso, terapias de reemplazo hormonal, uso de pastillas anticonceptivas, consumo de alcohol, no tener hijos o tener el primer hijo después de los 35 años, o tener mamas densas.
Los síntomas de cáncer de mama, indicaron, pueden incluir la presencia de una masa en la mama, un cambio de tamaño o forma del pecho o secreciones por el pezón. Por lo que insistieron que el auto examen y la mamografía pueden ayuda a diagnosticar el tumor precozmente, cuando es más tratable. Los hombres también pueden padecer cáncer de mama, pero es muy poco frecuente.
Papanicolaou o Pap
La prueba para detectar el cáncer cervical o del cuello del útero se conoce como Papanicolaou o simplemente Pap. Esta prueba, informaron los ponentes, la realiza el ginecólogo en su consulta. Se recomienda cada tres años a todas las mujeres mayores de 21 años o incluso antes de esa edad si la persona ha estado sexualmente activa durante mínimo tres años. La frecuencia de la prueba puede cambiar si ha habido un resultado positivo anteriormente o si el ginecólogo la recomienda teniendo en cuenta posibles factores de riesgo.
Existe una vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), el principal causante del cáncer cervical. En se sentido, recordaron que la Consejería regional de Sanidad, a través de la Dirección General de Salud Pública, pone en marcha campañas informativas destinadas a incentivar la vacunación de las niñas de catorce años contra el VPH.
A pesar del éxito constatado de este tipo de vacunaciones, las pruebas de Papanicolaou, como exámenes selectivos de detección de cáncer de cuello uterino, siguen siendo esenciales para detectar la enfermedad y/o los cambios pre cancerosos. Además, estas pruebas son especialmente importantes para las mujeres que no han sido vacunadas.
Osteoporosis
Dentro del grupo de enfermedades comunes entre las mujeres se encuentra la osteoporosis. Los cambios hormonales, especialmente en la época de la menopausia, hacen que las mujeres sean mucho más susceptibles a que sus huesos se debiliten y puedan quebrarse con mayor facilidad.
Un examen de densidad ósea, explicaron los profesionales de la medicina presentes en la charla-coloquio, permite determinar el grado de fortaleza o fragilidad de tus huesos y si se tiene ya osteoporosis. Según la edad y los antecedentes clínicos, el doctor determinará si una mujer debe iniciar la prueba a partir de los 50. Se recomienda, no obstante, universalizar esta prueba por lo menos una vez a partir de los 65 años de edad.
El tratamiento de la osteoporosis en mujeres pos menopáusicas, explicaron, consiste en medidas farmacológicas y no farmacológicas (dieta equilibrada, rica en calcio y vitamina D; ejercicio físico, que se ha demostrado que incrementa la masa ósea y disminuye el riesgo de fractura de cadera, y abstención del consumo de tabaco.
Hipertensión y diabetes
Por último, y aunque son enfermedades que afectan a toda la población por igual, hablaron de la hipertensión, especialmente la pos menopáusica) y la diabetes en la mujer. Este último, un problema de salud serio que puede afectar en cualquier momento de la vida y que tiene características especiales en la mujer porque puede afectar la salud de la madre y sus futuros hijos.
Además de ello, informaron que el riesgo de enfermedades cardiovasculares, la complicación más común de la diabetes, es más elevado en la mujer que en el hombre. Entre las personas con diabetes que han sufrido un ataque al corazón, las mujeres tienen tasas de supervivencias más bajas y menor calidad de vida que los hombres.
Pero además de ello, advirtieron de que los neonatos expuestos a la diabetes en el vientre materno tienen una mayor probabilidad de ser obesos durante la infancia y la adolescencia y sufrir de diabetes tipo 2 posteriormente. Asimismo, explicaron que las mujeres con diabetes tienen una menor esperanza de vida que las no sufren esta enfermedad, y corren un mayor riesgo de perder la vista a causa de ella que los hombres.
